miércoles, 1 de mayo de 2013

Dame la mano

Es curiosa la manera de relacionarse las personas, de manera que puedes estar durante años junto a otra persona y parecer auténticos extraños y conocer a gente que apenas unos días después de hacerlo tienes la sensación de llevar juntos desde siempre.
No cabe duda que las circunstancias en que ello se produce son fundamentales, ya que no será igual en aquellos casos en los que cada uno de los participantes tenga un entorno establecido sin necesidad de nuevas interacciones que en aquellos otros donde si apenas hay algún apoyo en forma de familia o amigos cercano. 
Por tanto, no solo el carácter de cada individuo, donde la capacidad de empatía, de sociabilidad y, desde mi punto de vista, la flexibilidad o capacidad adaptativa de cada uno a los demás, sino también las necesidades personales, facilitan o dificultan ese acercamiento y que se lleve a cabo el enganche entre las distintas personas.
Esa capacidad adaptativa o flexibilidad a la que hago mención no es una manera de mimetizarse a los demás y perder la personalidad propia y los rasgos fundamentales que nos definen, sino que se trata más bien a la capacidad de poder comprender los puntos de vista de los demás, aceptar que existen más opciones e igual de válidas y crear unas condiciones y un ambiente en el que todas las posibilidades caben, incluso la posibilidad de discrepar sin ocasionar malestar ni diferencias insalvables.
Y siguiendo con mi opinión, y nada más que eso, y para eso es mi blog, cuanto más y mejor desarrollada se tenga esa capacidad adaptativa, probablemente más facilidad para conocer gente estupenda y disfrutar de ellos se tendrá.



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